Una tarde muy calurosa, un león dormía en una cueva fría
y oscura. Estaba a punto de dormirse completamente cuando un
ratoncito fastidioso se puso a corretear sobre su hocico. Con un rugido
iracundo, el león levanto su pata y aplasto al ratón contra el suelo.
-¿Cómo te atreves a despertarme?- gruño- ¡Te voy a
espachurrar!
-Oh por favor, gran señor león por favor, perdóname la
vida- chillo el ratoncito atemorizado- prometo ayudarte algún día si me dejas
marchar.
-¿Quieres tomarme por tonto?- dijo el león riéndose-
¿Cómo podría un ratoncito chiquitito y chillón ayudar a un león grande, fuerte
y poderoso como yo? Se echo a reír el león con tantas ganas. Se reía tanto que
en un descuido levanto su pata y el ratón corriendo se escapo.
Unos días más tarde el león salió a cazar su comida en la
jungla. Estaba justamente pensando en su próxima comida cuando tropezó con una
cuerda estirada en medio del camino. Una gran red se fue encima de él, y pese a
toda su fuerza, no consiguió liberarse. Cuanto más se movía y se revolvía, mas
se enredaba y mas se tensaba la red a su alrededor.
El león empezó a rugir tan fuerte que todos los animales
lo escuchaban, pues sus rugidos furiosos llegaban hasta los últimos confines de
la jungla. Uno de esos animales que le escucho fue el ratoncito, que se
encontraba royendo un granito de maíz. Soltó inmediatamente el grano y salió
corriendo hasta donde estaba el león.
-¡Oh poderoso león! ¿Recuerdas la promesa que te hice un
día?- chillo el ratón- si me hicieras el favor de quedarte quieto, podría
ayudarte a escapar.
El león se sentía ya tan exhausto que permaneció tumbado
dentro de la red que le habían puesto los cazadores de animales como trampa
para capturarlo y matarlo, así, el ratón roía con sus dientecitos las cuerdas
de la red. Apenas podía notarlo cuando, al cabo de un rato, se dio cuenta que
estaba libre.
-Me salvaste la vida ratoncito, cumpliste tu promesa de
ayudarme algún día- dijo el león sorprendido y agradecido – Nunca pensé que un
león tan grande y poderoso como yo pudiese necesitar algún día ayuda de un ser
tan pequeñito como tú, eso me demuestra querido y valiente ratón que todos
somos importantes, nunca más me volveré a burlar de ti ni de otro animalito
pequeño, seamos amigos por siempre- le dio su palabra el león y juntos se
fueron caminando a la jungla.
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